El crecimiento del turismo posiciona a Gualeguaychú, pero también evidencia problemas

La ciudad aumenta la cantidad de visitas no solo en verano y ofrece mucho más que playas y carnaval. Sin embargo, esto también expuso un déficit en alojamientos y servicios, sumado a las quejas locales por algunos precios dolarizados debido al boom uruguayo.

Un crecimiento que también expone problemas

Por Eugenio Jacquemain

Desde hace muchos años, Gualeguaychú, la bella ciudad del sur entrerriano, apostó a la industria sin chimeneas. Como tantos otros lugares de Entre Ríos, supo aprovechar tanto las bellezas naturales que la rodean, como la creatividad y empuje de su gente.
Su famosa Costanera Norte hoy compite dentro de la ciudad con el Paseo de La Delfina, el del Frigorífico, la Costanera Sur y el Camino de la Costa. De los mercados Munilla y Frigorífico debe decirse que han logrado una simbiosis ideal con el paisaje y son polos de atracción para turistas y lugareños.
Quien hace muchos años no visita la ciudad, seguramente se sorprendería. Una calle Alem, de prolijo empedrado, que una vez por mes se convierte en un paseo artesanal y artístico de varias cuadras, único en la provincia. Un desarrollo de turismo termal que genera visitas durante todo el año. Aquella estrecha calle San Lorenzo, paralela a la Costanera Norte, hoy se ha convertido en una amplia peatonal, donde los locales gastronómicos han podido extenderse en superficie y capacidad, incluso fuera de la temporada de verano.


Eventos como la Fiesta Nacional de Carrozas Estudiantiles, ícono de la ciudad en el mes de octubre por más de 60 años, la joven pero convocante Fiesta del Pescado y Vino Entrerriano en enero, fiestas y festivales gastronómicos que se reparten a lo largo del año, y por supuesto su majestuoso carnaval, son el complemento ideal de su paisaje y playas, resaltando en estas últimas, el Balneario Ñandubaysal, el más importante sobre el Río Uruguay.
Año a año, esta ciudad del sur de nuestra provincia ha incrementado en cantidad y calidad sus servicios. Incluso dispone de un hotel all inclusive dentro del ejido. Gualeguaychú ha logrado posicionarse, junto a otras localidades entrerrianas, en el calendario turístico nacional. Y por su cercanía con la vecina República Oriental del Uruguay también se convirtió en un destino internacional que crece día a día, sobre todo por la disparidad cambiaria entre los dos países.


La duda es si todo esto alcanza para convertir a Gualeguaychú en una ciudad turística. Luego de una exitosa temporada de verano, con el Carnaval del País como principal atractivo, han salido a la luz diversos cuestionamientos a catalogarla de esa manera.
Desde la propia Asociación de Hoteleros y Gastronómicos hablaron de déficits en los servicios que se brindan en la ciudad post pandemia. “Nosotros tenemos cinco mil camas contra 18 mil que tiene Colón. Cuando uno quiere compararse con esa ciudad es imposible hacerlo” expresaron. Las críticas también fueron para el Estado Municipal y partieron de su vicepresidente Marcelo Giachello, con un fuerte cuestionamiento al Consejo Mixto de Turismo integrado por la municipalidad y prestadores. “Las decisiones no se toman en conjunto. Hablamos de un 80/85% de ocupación cuando de lunes a jueves, salvo determinados lugares, esto no es así”, dijeron. La respuesta no tardó en llegar desde la titular del Consejo Mixto de Turismo, Pía Gavagnin. La funcionaria manifestó que los datos se tomaban en base a consultas con los prestadores formalmente inscriptos en la Municipalidad y que, en cuanto al alojamiento informal en casas de familia, solo tenían datos de inmobiliarias que actuaban como intermediarias.


Esto, evidentemente desnuda un gran porcentaje en la informalidad en cuanto a las plazas de alojamiento turístico. Sucede pese a que años atrás se trabajó fuertemente desde las áreas de Rentas, Planeamiento y Turismo, en la confección de un padrón oficial de inscriptos de CAT (casas de alquiler turístico) y DAT (departamentos de alquiler turístico) a efectos de regularizar el sector y paliar los reclamos del sector hotelero sobre competencia desleal, así como también las quejas de turistas, engañados en la calidad del alojamiento o por los sobrecostos de los mismos.
También hay reclamos sobre el sector de prestadores privados, que provienen de turistas y lugareños. Los mismos apuntan al horario de apertura comercial, que se mantiene al viejo estilo de ciudad del interior, cerrando al mediodía y luego de las 20 horas. Si bien hay comercios que poco a poco van cambiando esta modalidad, aún dista mucho de lo que sucede en ciudades de la costa o cercanas como Colón.


Los comerciantes aducen que mantener abierto el local o extender el horario implicaría sobrecostos. Por otro lado, un gran número de gualeguaychuenses cataloga a su ciudad como “cara” y sostiene que la presencia de turistas, sumada hoy a la masiva llegada de ciudadanos del Uruguay, provoca la suba de los precios y encarece la vida para el que reside todo el año en la ciudad. La respuesta desde el sector comercial es que los precios van de la mano de los muy altos valores que tienen los alquileres en la ciudad, sumado a los costos impositivos, lo que convierte el reclamo en un ida y vuelta sin solución. A la par de lo anterior, el gualeguaychuense está poco informado de los atractivos y servicios de la ciudad, incluso hasta es detractor.
Con sus pros y sus contras, Gualeguaychú sigue convocando turismo de la mano de la creatividad de su gente, de sus eventos y de una clara y notable recuperación del espacio público de la ciudad. La ciudad con turistas sigue convocando visitantes cada fin de semana largo o temporada, pero aún falta mucho para que se convierta en una verdadera ciudad turística.